45 años

No podemos pasar de largo el significado de este día. Claro que es un montón de años. Precisamente cuarenta y cinco, justo el 29 de mayo. Ese día hubo un quiebre definitivo en nuestras vidas. A la siesta, en el barrio universitario de San Fernando de la calle Pedro Echagüe en Córdoba, la patota policial irrumpió en la casa y abrió el período más duro, más aleccionador de la cárcel, con todos sus matices, sus tensiones, la vida y la muerte acompañándose siempre, hasta pasar más de seis años y recobrar la libertad de andar por las calles. También fue un 29 de mayo, seis años atrás, 1969, el día que conmovió la endeble construcción mental y emotiva de un joven recién llegado a la gran ciudad que lo colocó para siempre de un lado de las cosas. Sin duda son fechas memorables, cómo puede olvidarse uno de semejantes acontecimientos. Por supuesto que en cualquier vida hay hechos significativos, de tremenda alegría o tremendo dolor. Podríamos decir que esta fecha inaugura una experiencivital, de la que uno saca más nutrientes para el crecimiento aunque resulte difícil decirlo así. No diré que agradezco la experiencia, no es humano decirlo, sí que permit clarificar aspectos confusos, tal vez nos hizo distinguir mejor algunas cuestiones de la vida. Pero como toda experiencia o enseñanza no alcanza con eso sino en que luego se la procese de manera adecuada. Bueno: del terror, a la esperanza; del miedo a la libertad, así fuimos andando hasta que mucho tiempo desps pudimos salir del ostracismo, es decir, ponernos a luz, aunque se lo llevó oculto porque nunca uno quiso darse corte de haber atravesado la cárcel, salir indemne y poder mirarle los ojos al mundo sin arrepentimiento. Así estamos hoy. Así sobrevivimos. Así conmemoramos.
29 de mayo de 1975/29 de mayo de 2020

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