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Dejamos que trascurra la
tarde, que se apacigüe el calor, que hasta los pájaros buscan el
refugio y hacen economía de energía que ni vuelan ni cantan, la
resolana, el sopor hay que pasarlo, la naturaleza es sabia , nos
invita a que sigamos su ciclo, que por algo somos parte de ella, y si
no, comprémonos un aire acondicionado, de lo más grandes, de esos
que ocupan la mitad de la pared del living y tirémonos ahí, a
disfrutar del frío , aunque se enoje Mau y le eche la culpa a la
Yegua que nos dejó la pesada herencia de los aires acondicionados
encendidos en las casas de quienes se creyeron que podían pasar un
verano en casa de lo más pancho, pero qué se habrán creído, cómo
es que los empoderaron con semejantes derechos, y ahora cómo hacemos
para quitárselos, cómo hacemos para decirles que no les
corresponde, que eso solo se ve en la películas de los ricos, o
acaso no los vieron, demasiado con que les abrimos las puertas de las
casas, de nuestros palacios, de nuestros refugios para que vean cómo
vivimos, para que sepan que es la estirpe el lugar que uno ocupa en
el mundo el que te da derechos y no una cualunque encima subversiva
encima mujer que viene a alborotar el avispero, o el gallinero, viene
a decir que acá todos podemos dormir la siesta amparados por un aire
que nos consume la energía, esa energía subsidiada como si no nos
costara, que tenemos que repartirla y no nos llega a nuestras
mansiones, no podemos llenar nuestras albercas o piscinas o piletas
de natación, no podemos acondicionar nuestros salones de fiestas,
qué se han creído, por eso ponderan tanto a Cuba, que vinieron los
barbudos y nos quitaron todo, o nos repartieron todo que es peor
porque cómo es que tratarán nuestros bienes esos mugrientos, acaso
sabrán cuidar las cosas tendrán un jardinero que les corte el
pasto, tendrán una muchacha que les limpie los vitrales, les pula la
vajilla de plata, habrá un tapicero que les mantenga la pana de los
mullidos sillones, pero qué va, los usarán de diario, se sentarán
con toda la transpiración de sus oficios a ver televisión y a
comer emparedados, o platos grasientos que mancharán nuestros
sillones, ay, como duele cuando te cercenan el poder, cuando te
quitan la mitad, o más, cuando te dicen que te quedés con esto o
que te vayas. Y esta yegua y sus conciertos vinieron a quitarnos
esto, y ya les dejamos las shopping, las peatonales, ya los pobres
metieron las patas en las fuentes del las plazas y nos desplazaron,
las plazas son de ellos menos mal que en algunas aun conservamos los
nombres de nuestros próceres, los Roca, los Sarmiento, los Mitre…
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