Se ha quedado sin caballo.
Arrastra la mañana de cartones
y la bolsa proverbial para el almuerzo.
A veces hace de bestia dócil/ Y tira del carro
Cuando se lleva la vida por delante.
Otras, empuja
Esas mañanas cuando le pesan las manos.
Va en domingos de calles desiertas de trabajo
Murmurando con las sombras que le quedan.
Qué sabrá él de su hermano americano
Que se le esfumó el caballo alado
Que llegó a la luna.
Y va hacia el oeste
A la desembocadura del sol
A dormirse con la noche
Que es la única que lo le cuestiona nada.
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