Hojita
que tiembla
en
la tormenta universal
La
escritura se hace fácil y uno después ve cómo se debe escribir. De
lo que se trata es saber dosificar la información que se tiene del
tema y ponerle oficio, es decir, escribirlo bien, pulir el lenguaje,
buscar los términos apropiados, no tratar de sorprender ni agradar
al lector sino hacer que la historia que se cuenta, el texto, valga
por sí mismo, sabiendo que no a todos les va a interesar y
probablemente del universo posible sea una infinitésima parte que
accederá o podrá acceder y que apenas será una hojita que tiembla
en la fuerte tormenta universal, apenas eso, ni un suspirito, ni
nada, que esa es la valía real de las cosas humanas y nosotros que
nos agrandamos o que nos hacemos mala sangre por las pavadas
cotidianas. Vaya uno a saber si en el último día viene una especie
de solución a un intrincado crucigrama, o mejor nos arman el
rompecabezas, el puzzle
de nuestra vida y nos damos cuenta de que habíamos tomado por cielo
lo que era pura tierra y que lo pintado de verde era un mero reflejo
en el agua de una tormenta de piedras.
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