De: segundobringas@intel.com
Para: defensoríadelpueblo@arg.com
Mi nombre es Segundo Bringas, nacido y criado en la Posta de los Nogales, a la vera del Camino Real o Camino de la Libertad, y vengo a presentar mi demanda. Mi tatarabuelo, don Primitivo Bringas, era un soldado de la independencia que por una muerte que no cometió tuvo que huir de Buenos Aires, aún siendo lugarteniente de un coronel. Era un instruido y valiente hombre. Llegó a la Posta de Los Nogales y a cambio de unas monedas de oro, una escopeta y el uniforme de soldado se quedó con las sesenta hectáreas, como testifica el título de propiedad, y con la hija mayor de don Juan Balmaceda. A poco tiempo había levantado la casa, sumado varios cientos de cabezas de ganado y obtenido el respeto de todos los lugareños. En la pedanía de La Concepción, residencia del Gobernador y de la avanzada del Ejercito, revalorizó los títulos y asentó el matrimonio con Josefa Balmaceda, que contaba en ese entonces con dieciséis años.
Por diferencias con mi padre y mi abuelo me marché de la Posta al terminar mi instrucción primaria. A los catorce años, llegué a Río Cuarto, conseguí trabajo y pude continuar el secundario. En el colegio conocí versiones de los orígenes de nuestra patria. El nombre de San Martín, prócer sin par, me produce un orgullo inexplicable, tal como si estuviera hablando de mi propio padre.
De retorno a la casa paterna, tras la muerte de mi progenitor, asesorado por mi hijo Kevin, en ese entonces estudiante del último curso de abogacía, tomé la resolución de vender la Posta de Los Nogales. Abrí el cofre donde se guardaba el título de propiedad de las cuarenta hectáreas que pertenecen a la familia. Junto al título y a una medalla de inscripciones borrosas, hallé una carta de puño y letra de Don Primitivo Bringas por la que le reclama al gobierno de Buenos Aires el pago de las diez mulas y los cuatro caballos que el general San Martín le compró a su paso hacia Mendoza, como consta en el recibo que el mismo General le firmó en prueba de conformidad con la operación y que le envío en archivo adjunto. Mi tatarabuelo agrega detalles de la transacción y dice en uno de los reclamos al gobierno: “Nada más quiero que me paguen los animales, que el agua que tomaron y se llevaron no se le niega a ningún cristiano, como tampoco los higos que el general y sus hombres sacaron y comieron de mis higueras. De buena gana les di de comer un par de reses y tomaron el vino que les ofrecí. Tampoco reclamo las gallinas que los soldados se llevaron sin el conocimiento del general. Quedo al aguardo de que algún día mande a saldar esta deuda.”
El monto de mi demanda asciende a la suma de un millón quinientos mil pesos, tomando en cuenta los ciento ochenta años que han pasado, haciendo un cálculo grueso de las mulas y caballos que se hubieran reproducido a lo largo de ese tiempo. Que si lo hacemos por la inflación no habría dinero para cubrirlo.
Al aguardo de sus buenos oficios, lo saluda
Segundo Bringas
De: defensoríadelpueblo@arg.com
Para: segundobringas@intel.com
Hemos recibido su petición y, aunque nos parece extemporánea y carente de validez legal, remitimos copia de la misma a la Secretaría de Reparaciones Históricas del Ministerio del Interior y patrocinaremos su demanda ante el Juzgado en lo Civil y Comercial de la ciudad.
Por esta misma vía le haremos llegar las respuestas de ambos organismos.
Atte.
José Locacio
Secretario
De: reparacioneshistoricas@org.com
Para: segundobringas@intel.com
Absurda pretensión la suya, señor Bringas. Además de un agravio por su impertinencia en manchar el honor del Padre de la Patria, es un desconocimiento manifiesto de patriotismo para una empresa como aquella. Es inapropiada su petición de actualizar la deuda a los valores geométricos que plantea. Recuerde, además, la pérdida de vigencia por no haber reclamado en su debido tiempo y forma. Es inaudito querer darle valor a un simple papel sin membrete oficial, con una firma que nuestro perito calígrafo seguramente determinará como apócrifa. Es un reclamo que no se condice con las sobradas muestras de patriotismo que hemos tenido los argentinos a lo largo de la historia. Bastaría con mencionarle las ingentes joyas que donaron nuestras damas mendocinas para solventar los gastos de la cruzada libertadora, o las extensísimas tierras puestas a disposición del país por distintas comunidades indígenas, entre ellas la de los fieros ranqueles, para el progreso de la agricultura y ganadería del país; o los hijos ofrecidos como soldados para alcanzar con su heroica muerte el destino de grandeza y la independencia que hemos perseguido desde el primer grito libertario de mayo. Podríamos enumerar cientos de ejemplos que contrastan con este reclamo suyo de reparación: el esfuerzo desinteresado de tantos hombres y mujeres que han ofrendado sus conocimientos y títulos adquiridos ocupando puestos públicos para bien de la gente o la sacrificada tarea de los hombres de armas que desbrozaron de malezas el camino de la libertad, o el anónimo trabajo de mineros, pescadores y campesinos que dieron sus fuerzas para alcanzar este destino de gloria que, aunque a ellos no les alcanzó, hoy disfrutamos. Y como muestra de consideración, aún en la insignificancia de su reclamo, esta Secretaría ha decidido enviar una Comisión ad hoc en los próximos meses para que determine la factibilidad de erigir un monolito, grabado en piedra del lugar, como expresión de continuidad y respeto de las tradiciones, ensalzando la actitud de su tatarabuelo. Es por ello que se resuelve no hacer lugar a la petición del señor Segundo Bringas y dar por finalizada la tramitación, sin desmedro a que pueda peticionar por la vía que considere adecuada.
Atte.
Ezequiel Martínez Paz
De: kbringascolodrero@interpueblos.com.ar
Para: segundobringas@intel.com
Recibí los mail con las respuestas que te enviaron. No te hagás mayores problemas, papá. Recusé la resolución y he iniciado tratativas con el doctor Mariano Martínez Paz, hermano del funcionario de Reparaciones Históricas. Por ello te solicito que me enviés por correo común el recibo del general San Martín. Nos ofrece por él, quinientos mil pesos. Te estaré llevando la mitad y dejaremos que este profesional continúe por su cuenta y riesgo el trámite de la cobranza.
Por la memoria de la familia, te abraza
Kevin
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