Gonzalito se había engolosinado. La seño Carlota ya no corregía más. Titular única e indiscutible del cuarto grado, ponía visto bueno a todas las redacciones de sus alumnos. Como Gonzalito era el mejor, sus textos imaginativos y profundos inflaban el orgullo de la maestra y demostraban a quien quisiera oír que su docencia alcanzaba la excelsitud. Su alumno predilecto no sabía aún lo que era un machete. Lo aprendería después, con los pantalones largos. Así que memorizaba en las siestas los textos de sus autores favoritos a la sombra de las acacias. Y con una coma acá, y un nombre cambiado allá y su natural capacidad de redacción, presentaba el texto como de su real ingenio. Pero siempre aparece el buey corneta que te descubre. Gonzalito lloró, y juró que nunca más iba a escribir un tema de redacción. Fue amonestado y puesto en evidencia. Al fin y al cabo, en la edad del pavo estamos expuestos a semejantes derrapes.
Por eso sintió alivio y vergüenza cuando poco tiempo después, Jorge, el gordito de sexto, fue abucheado por los alumnos del colegio del frente. La seño Clara lo había incorporado unos días atrás. Se había cambiado de colegio y quería egresar desde ahí, olvidando las diatribas que había merecido de Ernestina, la directora del colegio y de casi todo el plantel docente. Los del nuevo colegio también hicieron olvido de los agravios proferidos con anterioridad por Jorgito..
En la primera exposición en los escaparates, Jorge presentó en lugar destacado un relato sobre el hombre del camión. Fue leído por los de la vereda del frente y como se la tienen jurada, le contaron las costillas. De resultas, el indolente redactor quedó expuesto. El director del colegio acusó al armador del escaparate por no haber puesto un encomillado que distanciara a Jorge del verdadero autor del relato. Pero no lo echó, ni siquiera lo amonestó. Tal vez en la currícula figuren otros paradigmas.
Gonzalo y Jorge no son amigos. Solo se parecen en sus manías. Se los ve sentados en un banco del patio del colegio. Travesuras de pavos jugando con camioncitos.
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