Proposición

 

No insistas —dijo Gonzalo ya con fastidio—, no puedo hacerle eso a mi viejo, aunque quisiera, no debo hacerlo.

El Turco, con su aire burlón acostumbrado, le recriminó su repentina santidad y lo provocó diciendo que lo más probable era que quisiera hacerlo solo.

Como lo habrás hecho tantas veces —remató.

Vos estás loco, ¿de dónde sacaste eso? Sos un tipo mal pensado, creés que todos actuarían como vos y yo no estoy dispuesto a seguirte en el juego.

El otro no se inmutó, por el contrario, insistió llamándolo idiota, que llevar adelante su plan le cambiaría la vida y dejaría de andar como hasta ahora, arrastrándose, dando lástima.

El fin no justifica los medios, Turco.

Qué fines ni medios ni ocho cuartos, no te me pongás difícil. Sos como todos los de tu casta, puro palabrería para tapar la mierda que son. Después, cuando los cagan a palos, hablan de derechos y pelotudeces.

Gonzalo tragó saliva y le recriminó, mas calmado, que era un resentido capaz de matar a la madre por lograr un objetivo y que si verdaderamente era su amigo no podía venirle con semejante proposición.

Pero, Gonzalito, no me corrás por la zurda. Seguí pensando así, seguí, así te va, laburando como un burro, sin un mango en el bolsillo, ah, pero el señor no se ensucia las manos, es, cómo decís vos, una persona honorable. Me cago en el honor si soy un muerto de hambre.

Gonzalo apeló a los afectos y le pidió que retirara lo dicho para no echar a perder una amistad tan duradera; una provocación a sus ideas no lo iba a llevar a ningún lado y mejor era hacer de cuenta que no había escuchado nada.

Está bien, hagamos de cuenta que no te dije nada, pero acordate, no se te va a dar otra papita así, servida en bandeja.

Puede ser. Yo quiero seguir durmiendo tranquilo.

Tranquilo las pelotas, cómplice dirás, cobarde y resignado. Y no me vengás más con tus versos de querer cambiar las cosas.

Gonzalo comprendió la inutilidad de discutir, pero no se calló :

Lo tuyo es un manotón de ahogado y yo pretendo modificar las cosas para todos.

Le puso una mano sobre el hombro y lo invitó a tomar una cerveza.

Tendrán que ser varias las birras para convencerme.

Comentarios