Las manos nos hermanan. Se atraen, se buscan, se encuentran, se toman y se atreven a parir un sol desde una ventana entreabierta. La sangre es como un río que viene de lejos, desde un horizonte de futuro, desde un andar a tientas con la sonrisa puesta. Iban por causes distintos, cada cual hacia la desembocadura de la luz, pariendo un futuro de resistencia. Eran sueños mezclados con las urgencias de lo cotidiano, entremezclados con la pared que pinta una consigna, con los ojos que recorren un nuevo descubrimiento, con la mano levantada aprobando una tarea.
Era el mundo que se caía y venía uno nuevo, con un hombre que marcaba el camino.
Una corriente de sangre derramada. Y las manos buscan, fuerzan los silencios, los miedos, los secretos. Abrirse camino hacia la luz, que está ahí, al alcance de las manos. Toma mi mano y vamos ya, toma mi mano y empujemos desde lo oscuro, atravesemos las paredes, rompamos la cárcel que aún nos contiene. La de adentro de los penales, la del refugio, la de la distancia: aislamiento, miedo, nostalgia.
Llevan a cuestas la hermandad de la historia, con las voces silenciadas para siempre, mortificado el cuerpo, arañado el espíritu en el intento de hacerlo añicos, y fueron las manos las que sostuvieron para no caer, para que un trastabillar no ocurriera en pisotones hasta el vacío.
Luego vinieron las calles, los reencuentros, las ausencias. Con el miedo a la vuelta de la esquina, con los sueños rotos y los huecos imposibles de tapar. Cada cual pudo armar como pudo su equipaje y continuó el camino. Hasta confundirse con el todo. Y hubo olvido y traiciones. Y hubo consecuencia e indiferencia. Y hubo memoria y renacer de sueños. Y hubo tiempo que cicatrizó algunos dolores. Pero otros se emperraron; muerden y no sueltan y el agua lava pero la viscosidad perdura, florece, se tiñen los ojos de memoria y no hay manera de espantarlos.
Cuando un sol se descubre en la ventana de la vida, cuando los amaneceres se parecen a los sueños, se suelta el aire contenido, se levantan las tapas de los cofres y se suelta la historia.
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