Chola

Siempre habrá un personaje superior en cada pueblo, más aún en los pueblos antiguos, pequeños, donde todo el mundo se conoce, donde se sabe quién es quién, quién cura la pata de cabra, quién entiende de antenas o conexiones, quien te compone los huesos. Siempre estará él o la manosanta que a fuer de supuestos milagros permitió que el tío de la Pocha volviera a caminar, que Juan Puerro recuperara el movimiento del cuello que le había quedado duro por un golpe de aire y la lista de milagros, de intervenciones de la Chola es interminable. Basta decir que llegaban colectivos desde la capital de la república, tour de la nación que en un día pasaban por las manos milagrosas de la Chola dejando como ofrenda lo que su voluntad le dictara, por supuesto que a tamañas curaciones deberían tener sus tamañas devoluciones monetarias. Cómo se manejaba con este rubro es un misterio, solo ella lo sabría, solo ella lo administraba. Para hablar del personaje más allá de las habladurías, de las cosas que se cuentan es necesario hablar de lo visto en vivo y en directo, porque al fin y al cabo uno acude a ellos cuando se cierran otras puertas, total, con probar no se pierde nada. Tal vez cuando la frecuentamos ya la Chola era una leyenda, ella mismo lo decía, ya no podía, ya no le daban las fuerzas, y a la pregunta de su salud invariable respuesta de: regular, mijo, los achaques, su medicina es posible que no le hiciera efecto, pero se la veía vital, una mujer gigante, delgada y gris, con su pelo largo en cana, sus arrugas notables y esas manos de dedos largos, huesudos que hacían doler cuando se posaban sobre alguna parte del cuerpo, dedos que se metían en la piel, pujaban por llegar a lo hondo, y entretanto vaya uno a  saber si eran rezos, solicitudes, técnica de relajación, continuaba hasta que el paciente advertía que el dolor había cedido, que estaba mejor, que un aire de bienestar lo cruzaba. En esa habitación colmada de objetos, de íconos, cuadros, efigies, medallas, papeles, fotos, flores, un enjambre de chucherías que serían regalos de tanta gente cubriendo las paredes y los pocos muebles que rodeaban la cama donde la Chola, sentada, frente al paciente en la silla, hacía su trabajo de curación o alivio. Por supuesto que había una pócima mágica para toda dolencia, y era una indicación clara de la curandera. Vaya mijo, busque un poco de jarilla, déjela enterrada un tiempo y después la saca y con eso la hierbe un rato, haga una infusión y con eso se masajea que la jarilla contiene todo lo necesario para la cura. Mujer de ascendencia croata, no se le conoce hombre en su vida, sí, la adopción de dos mujeres que convivían con ella en un estado caótico de casa de pueblo descuidada, porque la Chola permanecía largas horas en la atención de sus solicitantes, y apenas salía para encontrarse en la mesa del ambiente oscuro con el resto de su familia, para continuar con las quejas, con el tiempo, ni una sola palabra de su accionar, ni un nombre, nada, solo genérica comentarios como que mal los médicos que no saben recetar o cuidar a la gente, y ni hablar de los traumatólogos que para ellas eran diablos en persona. Es una lástima que se hayan perdido registros concretos, tal vez fotografías, testimonios, está claro que no será una descripción acabada, solo lo que uno vio, imaginó, fraguó. Sería interminable con solo preguntar a los cercanos, a cualquiera del pueblo, no viene al caso por ahora. Solo se trata de cerrar un bosquejo con una cuestión que no pasó desapercibida. Un poco antes de morir, la Chola dispuso sus ahorros y como por arte de magia compró una camioneta cero km una Hilux para su yerno albañil lo que habla de cuánto recaudó con sus curaciones, cuánto le habrán pagado sus pacientes, porque queda claro que no fueron chauchas ni palitos, que juntó un monto respetable, claro, queda la incógnita de la devaluación congénita de nuestra moneda, vaya uno a saber dónde guardaba la plata la curandera, lo cierto es que en su entorno, la casa que se caía a pedazos, el mobiliario, los enseres daban pena. Sin embargo, el regalo de una camioneta flamante dice mucho más sin decir que todas las especulaciones que podamos hacer sobre el flujo monetario de la Chola. 

 

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